Mar 6, 2010

#Reconstrucción



—Sólo después de haberlo perdido todo —dice Tyler— eres libre para hacer cualquier cosa.
En este espacio de tiempo después de salir de la universidad y darte cuenta que no sabes que hacer con tu vida fue que tuve —o para casos prácticos, sigo teniendo— una crisis de identidad.

Uno realmente se siente estúpido cuando le estrecha la mano al rector de la universidad al recibir su título universitario y darse cuenta que en realidad no era lo que quería estudiar. Me di cuenta de esto porque tenía un año trabajando como becario en una empresa y no era nada feliz. En resumen: un año después de 6 horas diarias de trabajo mal pagado y luego de gastar casi $500,000.00 pesos en mi educación me di cuenta que no era esto lo que quería hacer por el resto de mi vida.

Y sin embargo, ¿Qué podía hacer? Mis opciones no son muchas que digamos y las pocas que tenía tampoco me agradaban del todo. Esto junto con otras crisis existenciales de menor o mayor importancia dependiendo del lado donde se viera, me hicieron sentir destruido. Lo siento, la racionalización no sirve para mí. Sé muy bien que hay personas con problemas peores que los míos. Que gente a diario sufre porque tiene hijos con cáncer, hombres orinan navajas de rasurar, niños en África mueren de hambre... Pues no, esas historias no me inspiran a seguir adelante. Al contrario, me hacen darme cuenta que nuestro mundo —y no nada más nuestro país— está hundido en mierda hasta el cuello.

Ahora bien, yo —contrario a lo que la gente que cree conocerme dice— me considero una persona normal y como toda persona normal llega un punto en la vida en la que nos fastidiamos de vivir hundidos en la depresión. Este es el punto que siempre he leído en las historias. El héroe mágicamente un día —o a lo largo de un lapso de tiempo gracias a la magia del cine— sale adelante. Tiene una epifanía, encuentra su propósito, encuentra a su pareja ideal y vive feliz para siempre.

Y puede ser que pase eso, pero no en mi experiencia. Toma tiempo, mucho tiempo, llevo más de un año en esto y el cambio puede ser tan simple como que te suban el sueldo en el trabajo o tan drástico como abandonar todo y largarte a Alaska a vivir solo. Puedes tener la suerte de encontrarte con una pareja con quien puedas compartir tu vida o vas a darte cuenta que es un proceso de buscar una y otra vez, de tener que vencer el miedo al rechazo, de vencer la experiencia de ser rechazado y levantarse una y otra vez y seguir intentando. Me gustaría poder decir que la vida seria más simple sin tener que buscar este complemento en nuestras vidas pero no puedo. Como animales que somos es algo tan natural como el respirar o el buscar alimento. Es parte de nuestro instinto y sinceramente las personas que tratan de ir en contra de su instinto se me hacen tan estúpidas como aquellas que hacen huelgas de hambre para salvar un estúpido bosque al que ya nadie le importa.

Hay una frase que me dijeron hace tiempo y es: "Nunca nadie aprende en zapatos ajenos". Y es por esa misma frase que siento que este pequeño ejercicio literario no servirá de nada. Seguramente habrá alguien que lo lea y que nuevamente termine en un carrera que no le guste y que se dará cuenta hasta que la esté ejerciendo en su último semestre. Precisamente cuando sea demasiado tarde y eso es algo que no te enseñan muy bien en los libros de texto.
Tienes que saber que el primer jabón se fabricó con héroes —dice Tyler.
Piensa en los animales que se emplean al experimentar productos.
Piensa en los monos que lanzan al espacio.
—Sin sus muertes, su dolor, sin su sacrificio —dice Tyler— no tendríamos nada.