Nunca tuve necesidad de ir a cibercafés porque en mi casa tuvimos el servicio de Internet meses después que salió, pero una vez lo hice para probar un sniffer y analizar el tráfico. Fue ahí donde la conocí.
Como buen lamer que era, le saqué cuenta de correo y password para después, desde la comidad de mi hogar, comenzar con la plática. Y sí, desde un principio la idea fue tirármela porque, a pesar de su horrible rostro, estaba que se caia de buena la pendeja. Pero me tomé mi tiempo, después de todo estaba en prepa y era un mocoso que no tenía donde fornicar y pese a que tenía la urgencia nunca había hecho realmente algo para remediarlo... Hasta la semana de la apuesta.
La apuesta era que tenía que conseguirme una novia porque ya tenía dos años sin una y conseguirme, obviamente, una novia de verdad y no una relación pendeja y lela como la que había tenido en secundaria. Mi principal objetivo fue "Diana", la chica del cibercafé porque ya había platicado con ella y la tenía un poco "trabajada".
Pedí prestada la camioneta pese a que muy apenas sabía manejar, salí con ella y la conocí un poco. Eramos dos putos seres incompatibles, agua y aceite. A ella le gustaba la música norteña y el reguetón y a mi me gustaba el new metal y el death metal. Pero qué buena estaba la pendeja. Le dije "¿quieres ser mi novia?" y la muy pendeja me dijo que no bajo el pretexto que no me conocía lo suficientemente bien. Yo entre mi verbo -y queriendo ganar la apuesta- le dije que precisamente de eso se trataban los noviazgos, de conocerse mejor y tratar más a la otra persona. Me mandó al chorizo. Y si les preocupa, el día final de la apuesta me hice de una novia con la que duré dos semanas... yay!
Después de un tiempo me marcó y me pidió salir con ella a una disco y no me negué. Primero dimos el "rol" entre muchos silencios incómodos y preguntas de cajón que forzaron nuestra llegada a la disco una hora más temprano. Tomamos un par de cervezas (a pesar de que ella tenía 16 años) porque en ese tiempo las leyes contra los menores de edad no eran tan estrictas como lo son ahora y después de enseñarle a jugar billar y darle el arrimón de camarón de ley pasamos a la pista de baile. Di mis primeros y vergonzosos pasos de baile de música norteña tratando de recordar aquella vez que en el kinder nos habían puesto a bailar el vals... Por cierto, yo iba todo vestido de negro, chamarra negra, playera de Iron Maiden y pantalones de mezclilla negros como el buen pinche posser metalero que era. Claro que era una disco norteña o tejana y todos los demás hombres iban vestidos de sombrero y botas. Era un extraño en tierras extrañas.
Todo iba pasando mediocremente bien hasta que dije "a la verga, esto está aburrido" y traté de darle un beso. La muy perra se hizo la digna y se quitó y yo me estaba emputando la única cosa por la que estaba soportando tanta pinche tortura sobre mi metal cred era porque estaba muy buena la pendeja. Seguimos bailando pues, más incómodos que antes, y fue en ese entonces que comenzó a escucharse el ídolo de aquellos entonces y el némesis de cualquier rockero de corazón como yo... El reggaeton.
Fuck my life. Si de por sí ya el ambiente estaba tenso ahora me tenía que chutar esta música de mierda que me dañaba mi fino gusto en la música. Pero fue como si a esta chava le hubieran metido un batido de hormonas en la vagina porque comenzó con el contacto físico y el perreo a todo lo que daba que por un par de minutos me frikié sin saber qué hacer, hasta que mi amigo me guió al camino correcto y comencé a tocar todo lo tocable recibiendo un poco de resistencia de su parte, la cual se fue desvaneciendo poco a poco. Prácticamente estábamos fajando en medio de la pista de baile que ahora estaba abarrotada por todo el mundo que se metió a bailar. Ya en el apogeo intenté, de nuevo, besarla y su respuesta fue la misma... se quitó la desgraciada. No entendía muy bien el juego que ella estaba jugando, eso de darme la cola y no dejarse dar besos se me hacía muy estúpido.
Llegó el punto en el que le dije que mejor deberíamos irnos y eso hicimos. El faje siguió después de la disco y no aguantando más me estacioné donde pude. Me pasé y la pasé al asiento trasero y las cosas comenzaron a ponerse hardcore. En un dos por tres estábamos los dos desnudos y fue la primera vez que sentí el olor de los jugos de la mujer en celo. Carajo, nada más de recordarlo se me pone chinita la piel.
Total ibamos a la parte buena y sentí un poquito de miedo, pero al carajo, la calentura era mucho más fuerte. Trataba de atinarle con ella encima de mi pero no podía, la verdad es que estábamos los dos muy pendejos, en una de esas ella se dejó caer y que me lo aplasta. Bam! Grité pero me valió madre como pude metí la puntita y justo cuando iba a comenzar lo verdaderamente bueno vi como un par de faros se estacionaba detrás de nosotros y entré en pánico. Me puse los pantalones y le dije que se tapara las tetas. En lo que me puse el pantalón y la camisa llegaron a tocarnos en la ventana la camioneta olía a sexo, los vidrios empañados y yo no encontraba mis zapatos, pero por lo menos la morra ya se había vestido. Y bueno, a lidiar con la policía, que éramos menores de edad, faltas a la moral, que nos había denunciado el guardia de una fábrica, que mis papeles, que la chingada y que le doy puros billetes de a 20 y que me voy todo nervioso.
Sí, fue la primera vez que nos cachó la policía y no sería la única. Era lo malo de ser un crío y no tener casa propia ni amigos que prestaran un lugar. En resumen mi primera experiencia fue muy rara, no fue nada especial ni memorable y fue interrumpida horriblemente cuando apenas estaba comenzando lo verdaderamente bueno.
Como dije antes, no fue la única vez que salí con ella ni tampoco la primera que nos cachó la policía. Luego de un tiempo dejé de frecuentarla, ya vivía yo en San Luis y eventualmente fui teniendo otras relaciones y otros noviazgos. Años después me contactó por hi5 (¿dónde más, en serio?) y me platicó que tenía una niña de cinco años y estaba muy feliz y la chingada y media. Me invitó a salir y amablemente le dije que sí, que cuando estuviera de visita en Matehuala podíamos ir a echarnos una micheladas o algo. Acto seguido la borré de mis contactos.
Lo último que supe de ella fue por parte de mi amigo de toda la vida, El Peludo, que me dijo que la había conocido por chat y dijo ser amiga mía. Según "El Peludo" la vieja lo estaba invitando a su casa para tener relaciones... cosa que puede ser cierta por parte de la chava o puede ser mentira o exageración por parte de el Peludo que es un mitómano más en la lista de personas que realmente aprecio.
¿La triste moraleja? Reggaeton got me laid.