Feb 7, 2010

Sal.




Yo soy de esos que dicen y actúan como si no tuvieran sentimientos. Oh sorpresa, sí los tenemos.

En específico "me di cuenta" este viernes que fui a visitar a mi abuelo al hospital después de meses de no verlo. La ultima vez que lo vi estaba bien, problemas aquí y allá pero bien. Ya me habían advertido que no había estado bien y que estos podrían ser sus últimos días. Yo, como es natural, no hice caso hasta que mi hermana me lo pidió de favor. Logramos ajustar nuestros horarios para ir los tres juntos (tengo dos hermanos) el viernes. Yo, como es natural, quería hacerlo, terminar rápido y seguir con mi vida. Tal vez salir en la noche y beber cervezas al ritmo de beats pegajosos.


Resulta que ese día temprano en la mañana sufrió una embolia.


Verlo en el estado en que estaba fue muy impresionante. Como nada que haya visto antes.

Me dejaron un momento solo con él por razones que aún no logro descifrar. Volteo sus ojos hacia mi, extendió su mano y trato de decir algo pero las palabras no lograban salir de su boca. Me miraba con una expresión mezcla de desesperación cansancio y lo que puedo adivinar como ternura.

Tomé su mano y quise decir algo pero no pude. Pasé largo rato pensando en qué decirle, volteaba todos lados esperando encontrar palabras de aliento en las paredes, en los instrumentos médicos y entonces, me detuve, lo miré y dije:

Cloruro de sodio.

¿QUÉ CHINGADOS ACABO DE DECIR? No pude mirarlo otra vez, salí de ahí con desesperación y me encerré en el baño.

Fin de la historia.