Terminé de leer El guardian entre el centeno hace unos minutos. Sí, apenas. Le dije a todo el mundo que lo estaba releyendo por tercera vez, pero es mentira. Mi hermano me que dijo sólo lo estaba leyendo porque se murió el autor, y eso me dio coraje. Por eso mentí. No me gustaría ser una de esas personas que se convierten automáticamente en fans de alguien cuando se muere. Es patético, aunque no siempre. Depende. Por ejemplo, si un cantante que nunca habías oído nombrar en tu vida o que antes no te llamaba la atención, se muere, puede entrarte curiosidad, y entonces lo escuchas y genuinamente te gusta, y hasta lo amas. Pero hay gente que dice ser fan sólo porque está muerto y ahora es cool, y no quería dar esa impresión y ponerme a discutir.
Bueno, pues ése es el libro que leía cuando iba al baño. Y me gustaba. Pero como no padezco de estreñimiento ni nada de eso, apenas iba en el tercer capítulo, o algo así. Y me dedicaba a tuitear, más que nada. No lo leía fuera del baño. Cuando me enteré de que Salinger murió (hace unos pocos días y para mi sorpresa, pues yo creí que se había muerto hace un chingo), lo retomé, pero decidí hacerlo desde el primer capítulo, y a la buena. Eso hice. Vaya joyita. Cuando terminé de leerlo, me dieron ganas de llorar. Es la segunda vez que me pasa en toda mi vida. La otra fue con Noches Blancas cuando tenía como catorce años, hace un rato ya. Y no fue porque Salinger esté muerto que me puse así, de hecho eso me vale madres, lo único que me irrita pensar es que nunca podrá firmarle un libro a mis hijos, pero ese es otro asunto. Me dieron ganas de llorar por la última frase y por todo, y porque siento que debí haberlo leído hace dos años. Si lo hubiera leído hace dos años, no me habrían dado ganas de llorar, lo habría hecho. Habría llorado.
Me dio mucha curiosidad la parte donde dice que le gustaría irse lejos e inventar que es sordomudo para que lo dejen en paz. Postié algo parecido antes de haberlo leído. Hace un día o dos. Fue raro. Ya sé que es sólo coincidencia, pero esta clase de coincidencias me ponen los pelos de punta. Casi entré en la dimensión desconocida. Pero bueno, fuera de eso, hace un par de años, yo era un poco como Holden. Como tantos chavitos, ya saben. En versión chafa, claro, chafísima y región cuatro, pero el caso es que me habría identificado un millón de veces más que ahora -y miren que identifico bastante- y la sensación de sentir que alguien me entendía aunque sólo fuera un personaje ficticio, en aquel entonces, habría sido algo grande, y seguramente me habría puesto a escribir como loca. No sé.
En fin, sólo quería decirlo. Es uno de esos sentimientos que uno tiene que escribir, aunque no lo lea nadie, nomás porque sí.