Feb 3, 2010
Stronger
Apenas hace unos días, yacía en el suelo. Acababan de darle la noticia. Su camarada se había asegurado de hacerlo cuando Kaleb estaba sentado. Había que reconocer que lo habían preparado bastante, haciéndolo esperar varios días. El hecho de que durante ese tiempo él se encontrara entrando y saliendo de un coma intermitente con apenas una vaga consciencia de lo que pasaba a su alrededor facilitó las cosas.
Recordaba bien que lo primero que había hecho al despertar había sido partirle la nariz al técnico de medicina de la nave. Todo se desvaneció a negro y no alcanzó a escuchar la conmoción pero podía imaginársela. "Reflejos residuales" le explicarían después. La siguiente ocasión que recobró el sentido, la doctora Holiday lo acompañaba. Era la única persona en la penumbra de la habitación. Lo observó detenidamente, analizando su expresión pero evitando tocarlo. Al intentar acomodarse en otra posición en la cama, Kaleb notó el vendaje en su mano derecha. Las fuerzas le faltaron y de pronto solo deseó dormir. La doctora simplemente se presentó y quiso saber cómo estaba, le hizo las preguntas de rigor para verificar su orientación en tiempo y espacio lo cual, bien sabían los dos, sería irrelevante dada la enorme distancia que había viajado desde el cinturón de asteroides en estado vegetativo. La doctora le informó que se encontraban en un submarino perteneciente a la empresa que lo había enviado al espacio. Kaleb se sintió mucho más cómodo al saberlo pues era, junto con su socio Harvey, fundador de ATG Inc. Por el mismo motivo le resultó incomprensible que ella se mostrara evasiva cuando preguntó por su esposa e hija. Le fue difícil insistir en obtener más información, el sueño era demasiado dulce.
Ahora, mientras recordaba todo esto, era transportado ágilmente en la ruta maglev hacia las bodegas de el "Loricaria", su mano aún estaba amoratada. Había pasado muchos días en rehabilitación física y una extensiva serie de pruebas de salud, en especial de naturaleza neurológica. Durante días no había recibido la visita de nadie salvo la doctora Holdiay y un especialista que le ayudaba con la rehabilitación física. Cuando ella lo consideró adecuado, tuvo una breve reunión con Harvey.
Su antiguo socio y mejor amigo parecía años más viejo de lo que lo recordaba, había perdido varios kilos y algo de cabello. Brevemente le explicó la situación, abarcando a grandes rasgos lo que había sucedido desde el incidente. Habían reconstruído los últimos momentos de la nave luego del sabotaje por parte de piratas espaciales, gracias a Elisa, por lo que Harvey conocía el sacrificio que había hecho Kaleb por salvar a Laura y a su hija. Harvey evitó hacer mención de los nombres y miró al suelo cuando lo implicó de forma indirecta. El resto de la tripulación había llegado a salvo a la Tierra en el módulo de transporte. Laura había piloteado heróicamente y, una vez se alcanzó una distancia segura, pidió permiso para renunciar a su puesto y emprender la búsqueda de Kaleb entre los restos que flotaban en el espacio. Harvey, como jefe y nuevo capitán, no había hallado manera de disuadirla y le había asegurado que cuidaría de su hija hasta que ellos pudieran regresar. A Harvey se le cortaba la voz y tuvo que hacer una pausa.
Las compuertas del maglev se abrieron y Kaleb dio instrucciones de avanzar a la silla motorizada, le llevaría varios meses recuperar la masa muscular para volver a caminar. La conversación seguía fresca en su memoria, en realidad no había podido pensar en otra cosa desde entonces. Era por eso que se encontraba ahí, camino a hablar con Elisa a pesar de la insistencia de la doctora Holiday de que no era el mejor momento para hacer tal esfuerzo y menos para tener esa experiencia. Laura había partido en un pequeño vehículo de servicio, contaba con encontrar a Kaleb y llevarlo hasta la cápsula de supervivencia de la nave, donde contaría con el invaluable apoyo de Elisa y la maquinaria necesaria para poner a su esposo y a ella misma a dormir durante el regreso a la Tierra. El limitado tiempo que el vehículo tenía para proporcionar condiciones habitables en su interior nunca la desanimó y Harvey reconoció que sinceramente, al despedirse de Laura, había pensado que jamás volvería a ver a ninguno de los dos.
Kaleb no recordaba nada de eso, no había sabido qué decir ni que pregunta hacer cuando Harvey le relataba todo. Él mismo se había dado por muerto al cerrar la doble escotilla detrás de Laura y de su hija y detonar los tanques de hidrógeno, fue la única manera de detener a los piratas. Jamás se hubiera atrevido a hacerlo si no fuera por las exactas simulaciones de Elisa, que predijeron la definitiva tolerancia de la segunda escotilla a las fuerzas de la explosión. Elisa había intentado prevenir a Kaleb acerca de la primera escotilla, pero únicamente alcanzó a comunicar que no habría nada que las máquinas pudieran hacer para ayudarle a sobrevivir el estallido. Kaleb no escuchó más y activó el dispositivo, lo último en su memoria era un resplandor que lo cegaba y la sensación de que el traje espacial se le enterraba en la piel.
Habían pasado un par de minutos y Kaleb no se decidía a entrar en el contenedor. Según le había explicado Harvey, Elisa era la carga más preciosa a bordo pues, con la promesa de su rescate, había convencido al grupo de inversionistas extranjeros de salvar la empresa y financiar el salvamento. Durante la exploración en el cinturón de asteroides, Elisa había recavado los datos necesarios para varias operaciones mineras rentables e incluso el posible establecimiento de una planta de construcción de naves interplanetarias, con altas posibilidades de alcanzar la autonomía de recursos en poco tiempo. Le había tomado varios años a Elisa maniobrar la cápsula de supervivencia hasta la Tierra, debido a los daños sufridos en la explosión, y no había sido posible un aterrizaje suficientemente controlado por lo que optó por apuntar a una región amplia del océano Pacífico, encender la señal de S.O.S. y minimizar el uso de recursos de la cápsula a fin de maximizar las posibilidades de un eventual rescate, llegando a desactivar partes de si misma y a ponerse en un estado apenas suficientemente operativo para mantener en funcionamiento los sistemas de soporte de vida.
Las puertas se abrieron con un chasquido metálico, se encendieron las luces y la silla subió la rampa durante un momento que a Kaleb le pareció que se prolongaba. Sentía un remolino en su interior: ira, tristeza, culpa, duda ¿qué hacía ahí realmente, buscando respuestas de una pila de chatarra oxidada? Conforme entraba en el contenedor se escuchaba cada vez más la circulación de los fluídos refrigerantes.
"Buenos días, Capitán" dijo la voz cálida y familiar de Elisa, cortando el silencio. Harvey le había dicho que Elisa estaba configurada con los parámetros de espera hasta su próximo montaje, aunque lo más seguro es que nunca volviera a volar. Lo de "Capitán" correspondía a la programación más sencilla con la que Elisa le daría a Kaleb acceso sin restricciones a toda la información que contenía. "Hola Elisa" contestó Kaleb, secamente.
"Veo que está uste temblando" dijo Elisa, e hizo una pausa "Por el momento no es posible ajustar a una temperatura más adecuada". Elisa, siempre tan servicial. La verdad es que Kaleb nisiquiera sentía el frío, sus ojos estaban fijos en aquella máquina que le había traicionado. Lo supo en el momento en que Harvey accedió, finalmente, a contarle el destino de Laura y de su hija. Muertas, ambas murieron dormidas. Su hija había fallecido debido a una falla en el sistema de soporte a la vida en el módulo de transporte. Laura, a causa del debilitamiento natural e inevitable en un sueño tan prolongado. A pesar de que en su interior sospechaba algo así, fue cuando Kaleb perdió la coordinación y cayó de la cama.
Pasó un rato hasta que Kaleb pudo contener sus sentimientos lo suficiente, al principio solo deseaba maldecir, gritar, destruir con sus propias manos a Elisa ¿por qué habia elegido hacer esas maniobras, conociendo la vulnerabilidad de ambas? ¿por qué no predijo la falla de los sistemas y el colapso de sus delicados cuerpos? ¿por qué lo había preferido a el, eligiéndolo como único sobreviviente? Fríamente solicitó los datos de los últimos días de la misión, de los registros de mantenimiento, verificación y pruebas del equipo. Pidió a Elisa que simulara una y otra vez operaciones similares y haciendo estimaciones de la degeneración del organismo humano bajo las mismas condiciones que lo habían dejado solo y débil, postrado en aquella silla motorizada. No encontró nada en los registros ni en las simulaciones, en ningún momento durante su largo viaje en el espacio y su oscura estancia en el lecho marino, él nunca había recibido trato especial ni preferencia alguna por parte de Elisa ni de los sistemas de supervivencia. Sin duda todo se había debido al azar. De hecho, de acuerdo a las simulaciones, él mismo no debería haber sobrevivido. Elisa le había dicho en su momento que él no podía ser salvado y, sin embargo, aquí estaba. "¿Por qué, Laura? ¿Por qué tenias que regresar a buscarme?". Y recordó sus ojos, su mirada que hace años le había cautivado y que nunca había dejado de resultarle mágica. Sus ojos, su voz. El calor de su cuerpo, con los brazos de él alrededor. Ahora la extrañaría por siempre, el destino le había negado la opción de acabar con ese dolor no una sino dos veces y el azar no era consuelo alguno. Poco le importó ya que los sentimientos lo traicionaran y rompió a llorar en silencio.
"Capitán" dijo Elisa mientras aún procesaba datos incesantemente "Sé lo que busca... pero no lo encontrará así. La explicación es más sencilla: usted siempre fue más fuerte" Kaleb comprendió entonces que todo había sido inevitable.
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