Sep 15, 2009
Ese vicio no lo quisiera tener nunca
Hace muchos años la revista "Eres" era la novedad. No recuerdo bien si estaba orientada a los jóvenes y adolescentes o si era una revista de espectáculos y chismes de artistas de telenovela estilo el TV notas pero el caso es que hasta pasaban anuncios en canal cinco. Recuerdo excelentísimos artículos de altísimo interés y mérito periodístico, sobre todo las entrevistas, como aquella a Luis Miguel en que le preguntaban que acostumbraba desayunar. Había otras ehm ¿cómo llamarles? ¿recopilaciones? en que le hacían la misma pregunta a varias luminarias (palabra popularizada por la Chapoy y compañía) y cada artista iba dando su respuesta (LOL, tan acorde a blogs de este tipo), por ejemplo había una sobre secretos inconfesables. Me acuerdo clarito que la Susana Zabaleta contestaba algo así como "Si me preguntaras uno de esos secretos inconfesables como '¿ves lo que haces antes de jalarle al excusado?' no te lo diría, porque al hacerlo me compremetería a algo. Jajaja la verdad es que si me fijo antes de jalarle" (lo sé, mi cabeza está llena de datos basura como ese). Y pues esteee... no se muy bien que utilidad tenga el leer esas cosas ni mucho menos recordarlas.
Lo menciono porque en una de las últimas revistas Eres que leí (las mujercitas de la casa después cambiarían a la 15 a 20, la veintitantos y la Cosmopolitan, en ese orden) venía precisamente una de esas recopilaciones jocosas que tenía como tema el que nos atañe esta semana: vicios. Venían respuestas rosas estilo "amo a mi público y mi vicio es que no puedo dejar de trabajar (y hacerle un favor al mundo, de paso no??) en telenovelas", las supuestamente descaradas de los presuntos galanes "lo acepto, soy mujeriego", las respuestas del que no captó que onda "mi vicio es mi familia y mis nenes ¡no puedo dejar de dedicarles tiempo!", los misteriosos "no puedo decirtelo, todavia no me arrepiento" pero sobre todo no puedo olvidar la respuesta de una actiz insuslsa venida a menos de la que ya nadie se acuerda. Fue una respuesta sencilla pero que luego de muchos años no me he logrado sacar de la cabeza.
Verán, yo nunca he entendido muy bien a que se debe la popularidad de este tipo de "artistas" y revistas de chismes e intimidades de las luminarias. Supongo que es necesario desde el punto de vista económico para hacerles cierta promoción, para que no dejen de estar presentes en la mente del consumidor televidente, después de todo alguien pone alimento en su mesa cada vez que le hacemos caso a los comerciales de shampoo Sedal y papel higiénico Charmín. Pero fuera de eso ¿qué sentido tiene?
Puede decirse que a todos nos gusta soñar y que los famosos de cierta forma viven nuestros sueños, asi sea ser cantante de ranchero, "galana" de telenovela, estrellita del pop o simplemente pegar en la radio con éxitos como "un mundo de caramelo". Ser rico (o mínimo, aparentarlo), codearse con los famosos, tener una escena candente con la Higareda...y vale la pena luchar por los sueños ¿no? Aunque sea para verlos de lejitos en el TV notas. Y también hay gente cuyo vicio consiste en eso . Pero me estoy desviando del tema.
Otro motivo por el que se puede decir que existen estas personalidades de la farándula es porque son personas a las que simplemente les gusta llamar la atención. Siempre me ha costado trabajo aceptar esa idea, digo, sé que es cierto, que hay gente así pero me es tan ajeno, van tan en contra de mi forma de ser que nadamás no me termina de hacer click. Tendrá algo que ver con que mucho tiempo, quizá de manera inconsciente, buscaba pasar desapercibido. Algunas veces esa actitud llegó a tal extremo que algunos me echaban en cara que me gustaba llamar la atención (¿?), creo que todo comenzaba cuando estando en algún grupo de personas alguien quería hacerse el amigable y me hacía algún comentario o alguna pregunta para meterme en la plática. No siempre salía bien. No niego haber sido mucho más tímido en el pasado. Pero siempre, de alguna u otra forma, terminaba siendo el eterno silencio, el apartado. Muchas veces también ha sido de manera deliberada, también lo acepto. Me era difícil manejar la atención, el trato con la gente. Pero siempre ha estado ahí en el fondo otro motivo: busco que me dejen en paz, que no se metan conmigo. Procuro no llevarme con la gente de la forma que no me gustara que me trataran a mi. Normalmente esa actitud no me ha funcionado así que ahora prefiero tratar únicamente con ciertas personas, mantener un círculo reducido pero, me gusta pensar, uno en el que todos estemos en buenos términos. Con el tiempo ya se imaganarán lo que ha pasado: la gente que al principio tan animosamente te quería conocer e incluir en la plática deja de interesarse, te deja de hablar. Se pierden contactos, relaciones. Se pierden oportunidades, más aún porque esa actitud se fue extendiendo a otros ámbitos de mi vida, incluído el del amor.
Llegué a un punto en que me pregunté si realmente quería vivir así, si no era acaso demasiado sombrío, triste y desanimado ¿Por qué siempre estaba solo? ¿A qué le tenía miedo? Es algo que se lleva dentro, una mala costumbre, un vicio del corazón. Creo que por un tiempo tal vez estuve a un paso de amargarme la vida. Hasta que por fin me di cuenta de lo que significaba y el por qué nunca he podido olvidar la respuesta de esa actriz de novela en la revista Eres. Ella decía "existe un vicio que se llama soledad y que no quisiera tener nunca".